Por: Fabiana Carolina - Comunicadora de la Universidad Nacional de Piura.
La literatura es una pasión y un frenesí
para muchas personas que pueden ver este sector como una gran manera de mezclar
su vocación con su futuro laboral. Lo cierto es, que ser un literato o
convertirse en uno es un camino arduo y complicado, pero que, finalmente
encuentra su recompensa en la liberación del alma. Escribir para muchos es un
acto mecánico y natural como lo es comer o respirar.
Es algo inevitable en el que los dedos van
al papel y de forma independiente a la pluma, y escriben y no dejan de hacerlo
hasta convertir los pequeños garabatos en historias perfectas. Escribir es algo
que sientes que nace, como parte de tu cuerpo, pero, ese sentimiento muchas
veces se ve obstruido por los miedos. Miedos y temores que invaden la mente y
que muchas veces los padres y la sociedad son los causantes.
Ese sentimiento de miedo lo pasó nuestro
escritor nacional Mario Vargas Llosa, el cual, en sus épocas de secundaria fue
inscrito por su padre en el Colegio Militar Leoncio Prado con la finalidad de
que termine por desaparecer la vocación literaria que este poseía. Lo curioso
es que, aquel colegio no mato su sueño de convertirse en un gran escritor, pues
él ahí, escribiendo cartas de amor y novelitas, terminó de descubrir que la
literatura era su fiel y única vocación.
Lo cierto es, que Vargas Llosa no ha sido
el único que ha pasado por esta situación. Hay muchos detrás de él, pero,
lamentablemente algunos han cedido ante la influencia de inclinarse por algo
que les permita tener un sueldo para poder vivir y subsistir.
La literatura es resistencia, resistencia
que en momentos de desesperación, miedo y asombro prevalece. Tal como Llosa
hizo, que resistió ante todo aquel que decía que ser literato no era bueno,
todo aquel que quiera convertirse en uno, debe dejar todos esos miedos e
inseguridades y resistir, si el ser literato es algo que gusta y satisface,
pues entonces no tienen nada que temer y deben transformar esos pensamientos
inseguros y convertirlos en textos o versos increíbles.
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