Por: Fabiana Carolina - Comunicadora de la Universidad Nacional de Piura.
Han pasado ya más de 13 meses y 1 día desde
que Pedro Castillo Terrones juramento como presidente del Perú prometiendo un
mejor Perú y sobre todo prometiéndoles una mejor calidad de vida a las zonas
andinas de nuestro país. Lo cierto es, que desde que Pedro se colocó la banda
presidencial lo único que ha hecho es estar en vuelto en una serie investigaciones
fiscales y conflictos con los demás poderes del estado, lo que nos hace afirmar
que desde que empezó su gobierno, Castillo no ha tenido su “luna de miel”, ni
su cuento de “hadas” que describe la calma y aclimatación entre sus paisanos y
los poderes elegidos del Estado.
El más reciente escándalo de nuestro
presidente ha tenido lugar el 09 de agosto, cuando minutos antes de la cinco de
la tarde la fuerzas del orden iniciaron un operativo para detener a Yenifer Paredes
(cuñada del jefe de estado) quién está implicada en una investigación judicial
por integrar una presunta organización criminal que lideraría el mandatario, y que
involucraría al ministro de Transportes, Geiner Alvarado, y a la primera dama
Lilia Paredes, los cuáles habrían direccionado licitaciones para determinadas
obras en el distrito Anguía, perteneciente a la provincia natal de Castillo:
Chota.
Dicho operativo, el cual estuvo a cargo del
Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción del Poder y un grupo especial
de policías que lidera el coronel PNP Harvey Colchado, culminó sin éxito alrededor
de las 2 de la madrugada del miércoles 10 de agosto. Todos estos escándalos
protagonizados por la familia presidencial solo nos llevan a pensar una sola
cosa: Más crisis política y más crisis económica.
Y la gran pregunta que resuena no solo en
mi cabeza sino en la de los millones de peruanos es: ¿Qué hará el presidente
para estabilizar y romper con la crisis perpetua política que sigue fastidiando
a nuestro país? Y es que todos necesitamos hechos y ya no más de sus mensajes que
dejan mucho que desear, pues lo único que hace es repetir lo que venimos
escuchando desde hace más de un año y culpar a la prensa de desestabilizar el orden
democrático y pisotear la elección del pueblo y poner a los periodistas como
los malos de la película cuando lo cierto es que el único villano en esta
historia es él.
Queda claro que el mandatario aún no entiende
que ese mismo pueblo que votó por él, ya no lo quiere más, y que ese encanto de
señor de pueblo se ha acabado con las imprudencias y desatinos que comete cada
día.
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