Por: Fabiana Carolina - Comunicadora de la Universidad Nacional de Piura.
Piura, cuna de personajes ilustres cómo
Miguel Grau, Ignacio Merino, Cayetano Heredia y Sánchez Cerro. Dueña de un sol
abrazador que hace sentir el deseo de disfrutar todos los días de sus
imponentes playas, en donde el mar forma piscinas naturales entre las rocas
cuando la marea baja. Y dueña de inmensas tradiciones y fervor religioso que
hace que sea una ciudad bendecida por el mismo Dios, pero, sobre todo dueña de
una vasta historia interesante, pero a la vez confusa.
San Miguel de Piura fue fundada en 1532 por
Francisco Pizarro en Tangarará, cerca al río Chira, posteriormente se trasladó al
valle de Piura en un lugar llamado Pirua, tiempo después se trasladó al puerto
de Paita bajo la advocación de San Francisco de la Buena Esperanza, sin
embargo, debido a las inundaciones y las dificultades por conseguir agua y leña,
y por las consecuencias que le causó el pirata Cavendish volvió a migrar y se
estableció en el valle de Catacaos, encima de la obra de la Presa y Tacalá,
asiento que los indios llamaban “El Chilcal”.
Fue así como los piuranos se instalaron y llegaron
a ocupar hoy en día 32 mil 852 kilómetros cuadrados, espacio que alberga una
diversa riqueza y una valiosa calidad humana. Y es que, esa calidez de nosotros
los piuranos, es algo que es imposible no mencionar, el ser cariñosos con los
churres, la hospitalidad que brindamos y el amor que derrochamos, hace que nos
ganemos el amor y la confianza de cualquier extraño que visite esta tierra.
Lastimosamente, por más maravillosas
bondades que posee nuestra Piura su conducción política es casi deplorable, prueba
de ello es que en estos últimos tiempos todos los alcaldes que ha tenido han
preferido llenarse sus bolsillos y preferir su bienestar que buscar el progreso
de la ciudad. Tal vez, la culpa sea nuestra por no estar más pendiente en los
temas políticos de nuestra ciudad e informarnos acerca de los candidatos que
pretenden entrar y gobernar.
En estas últimas elecciones, tomemos en
cuenta aquellos errores que han cometido nuestros antiguos gobernantes y
hagamos una elección favorable para nuestra Piura, pues ella necesita cambiar y
darle cara al orden y al progreso, de lo contrario, lastimosamente poco a poco perderá
la gran belleza que resplandece cuando el gran sol sale. No dejemos que Piura
entre en la desesperanza y en su lugar, hagamos de esta ciudad, un lugar de
bondades inigualables que cualquier persona moriría por disfrutar todos los
días de ella.
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