Por: Fabiana Carolina - Comunicadora de la Universidad Nacional de Piura.
“Me
parece un misterio como los seres humanos pueden, simplemente, vagar por la
Tierra, sin preguntarse, a cada momento, quiénes son y de dónde vienen. ¿Cómo
puede ser la vida de este planeta algo ante lo que se cierran los ojos o algo
que, sencillamente, se da por sentado? ”…..
Es
una de las frases que Jostein Gaarder plasma en su novela “El misterio del
Solitario” escrita y publicada en 1990 y editada por Siruela en 2009. Gaarder,
noruego de nacimiento empezó a escribir libros en 1986, pero no fue hasta que
escribió “El Misterio del Solitario” que se hizo reconocido, ganando así
galardones como el Premio de la Crítica y el Premio literario del Ministerio de
Cultura Noruego.
El
Misterio del Solitario es una novela profunda que hace reflexionar y levantar
eternas preguntas de la humanidad, las cuales nos sumergen en la filosofía de
una forma muy sutil, como para que la niñez y la juventud gocen de un concepto
variado y muy susceptible del ámbito filosófico. Y para ello, inicia desde lo
general a lo particular, desde los enormes detalles hacia los pequeños, los
cuales emanan y se estructuran desde y hacia el pensamiento filosófico, pues no
solo enseña filosofía, sino que enseña a filosofar.
Para
esto, el autor se sirve de una alternación de escritura descriptiva y digo
descriptiva, ya que captura detalladamente los lugares y personajes, los cuales
nos los hace ver con los ojos de su mente, es por ello, que debo resaltar la
sutileza y facilidad de la pluma de este, para mezclar lo concreto con lo
abstracto, ya que nos hace gozar de hermosos parajes, vistosos animales de
diferentes tamaños y formas, que nos permite ingresar al mundo de la
imaginación, llegando a obtener así, una
gama de conocimientos que muchas veces son dignos de analizar.
Jostein
Gaarder a través de líneas nos deja en claro su pensamiento idealista y lo hace
notar en la parte en la que Frode empieza a divisar en la realidad a las cartas
de la baraja de naipes, como si estas hubieran traspasado la tela de lo
imaginario hacia lo real, es aquí, que nos inmersa en dicho pensamiento puesto
que algo desde que es pensado ya existe.
Asimismo,
más allá de mostrarnos su pensamiento filosófico, el autor nos expone temas muy
importantes como el tiempo, concibiéndolo como una especie de elemento que está
impregnado en nosotros y del cuál nunca podremos desprendernos, pues el tiempo
forma parte de todo lo que nos rodea, incluso de nosotros mismos, intentar
escapar de él o pararlo por un segundo es totalmente imposible, pues el tiempo
no pasa, somos nosotros los que avanzamos y nos deterioramos, y eso, lo puedo
deducir con la frase: “El tiempo no pasa, Hans Thomas. El tiempo no hace tic
tac. Somos nosotros los que nos movemos, nuestros relojes son los que hacen tic
tac”.
Gaarder
reflexiona también acerca de la existencia de Dios, y hace una serie de
cuestiones que no niegan la existencia de este, sin embargo, cuestiona el por
qué no se ha manifestado delante de muchas personas y si ha creado todo lo que
nos rodea porque no ha dejado alguna marca que indique que existe ese Dios que
nos ha creado.
Además,
del paradigma de Dios y la creación, el autor hace una especie de crítica al
hombre, el cual es su principal objeto de análisis en el libro, y es que, para
él, le parece un misterio como el ser humano puede ir vagando por la tierra sin
preguntarse quién es, de dónde viene o cuál es el propósito porque el cual está
aquí.
Y
es que, el hombre es como aquellos enanos de la isla mágica, no saben nada de
ellos mismos, no saben el porqué de su existencia y el propósito de ella, el
hombre ya no se preocupa por nada, no se preocupa por esas cuestiones pequeñas,
pero que a la vez tienen dentro un maravilloso significado, el hombre cree que
su sentido en esta vida es solo buscar cosas que extrañas y carentes de ser
ciertas.
Cree
que este tipo de cosas son la cúspide de lo extraordinario y sigue sin saber
que la vida, el mundo y el mismo, ya son cosas extrañas, fantásticas y
misteriosas; el ser humano es una creación inigualable, es el único ser capaz
de hacer muchísimas cosas, pero eso él no lo sabe o simplemente no quiere darse
cuenta de ello.
Cierro
este comentario preguntándome hasta qué punto los seres humanos a diferencia de
las cartas nos preocuparemos por saber quiénes somos, creo que en ese punto
somos igual de ignorantes que ellas. Talvez, entre los 7.9 billones de seres
humanos que habitamos la tierra, algún día nos encontremos con un comodín que
nos regale una lupa y un panadero que nos regale un pequeño libro, que nos
ayude a ver una ventana de imaginación en dónde veíamos un muro, que nos ayude
a inventar una pregunta en dónde parecían solo haber respuestas, y buscar más
allá y desentrañar los inigualables secretos que esconde nuestra realidad.
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