Por: Fabiana Carolina - Comunicadora de la Universidad Nacional de Piura.
Gracias a 129 mujeres que murieron en un
incendio en la fábrica de Cotton en Estados Unidos, todos los 8 de marzo
alrededor del mundo se celebra el Día Internacional de la Mujer, en honor a los
numerosos logros culturales, políticos y económicos que desde 1977 la mujer ha
venido desarrollando. Lo cierto es, que esta fecha no solo sirve para recordar
los obstáculos que la mujer ha sabido saltear, sino, para tener presente que, a
pesar de ser tiempos modernos, la mujer aún sigue siendo víctima de desigualdad
y violencia.
Y es que, las mujeres a lo largo de la
historia han recibido un trato desigual en relación con los hombres, y por la
creencia de que estas eran incapaces y débiles, las mujeres eran consideradas
propiedad de los hombres, primero del padre y posteriormente del esposo, es
aquí donde se decidía el futuro de esta, en conveniencia de la familia y no en
voluntad de lo que ellas querían, haciendo así que su futuro sea solo dedicarse
enteramente a las labores del hogar, cuando en realidad muchas de ellas lo único
que querían era estudiar.
Eso le pasó a mi madre, ella quería ser
abogada, soñaba con ir a la universidad y aprender a defender los derechos de
la gente del campo, pero mi abuelo al ser un señor de vacas y ovejas, pensaba
que la mujer solo debía preparase para saber atender al esposo, es así que, desde
la edad de 17 años mi madre empezó a dedicarse a cuidar y atender a sus
hermanos, dejando y encerrando en un baúl con candado su gran sueño, sin la
posibilidad de algún día encontrar la llave y cumplir ese gran anhelo.
Hoy en día ese pensamiento ha ido
perdiendo fuerza y muchas mujeres tienen acceso a una educación superior,
destacando así en todas las profesiones liberales en igualdad de condiciones,
sin embargo, aún queda el reto de expandir sus oportunidades para su inserción
laboral, pues tan solo para iniciar su búsqueda de empleo se enfrentan a
diversas restricciones, así como la remuneración que reciben, revela su gran
desventaja en relación con los varones.
Una desventaja absurda, pues las mujeres
son tan capaces como los hombres, de asumir obligaciones, responsabilidades y
desenvolverse de una manera maravillosa dentro de su profesión. Por ello,
debemos de luchar por nuestros derechos, y ser nosotras las que decidamos si
queremos estudiar, si preferimos casarnos y formar una familia o si en lugar de
ello queremos vivir solas disfrutando y viajando, pues somos mujeres libres y
no debemos dejar que nadie decida o hable por nosotras.
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