Por: Fabiana Carolina - Comunicadora de la Universidad Nacional de Piura.
A lo largo de nuestra vida todas las cosas
que estamos dispuestos a ejecutar están llenas de miedo. El miedo en nosotros
siempre está preparado para ver las cosas peor de lo que son, siempre está
listo y dispuesto a transformar nuestra perspectiva de algo a esa manera,
haciendo así, que impidamos y nos frenemos hacer lo que tanto anhelamos.
Creemos o mejor dicho creo que este solo está presente cuando realizamos
“actividades difíciles”.
Es por ello, que nunca me había detenido a
pensar que tenía miedo a escribir, ni si quiera sabía que existía tal miedo
hasta que vi la conferencia de Isabel Jijon en TED. Cuando me siento frente al
ordenador y me enfrento a la gran hoja de Word siempre florecen sentimientos de
ansiedad y pánico, pues me siento incapaz de escribir un texto atractivo que
guste a los demás.
En palabras de Isabel Jijon dichas en
conferencia: “Las ideas que en mi cabeza eran tan inteligentes, tan profundas,
se veían tontas e incoherentes en el papel”. Son palabras que llegan al corazón
y hacen que me sienta identificada, pues, al momento de escribir, mis primeras
líneas siempre me suelen ser las más difíciles, los primeros treinta minutos
son en los me siento más incompetente. Pues, por más que pienso y pienso, las
ideas nunca llegan y la inspiración menos.
A diferencia del escritor estadounidense
Ernest Hemingway que sacaba punta a veinte lápices antes de sentarse a escribir
cada día, yo tecleo y leo veinte veces lo que escribo, y a los segundos lo
elimino. Tal vez, este problema sea por el defecto que tengo al tratar de que
todo sea perfecto, y es ahí donde surgen preguntas como ¿Estoy escribiendo
correctamente? ¿Tiene coherencia esto? ¿La gente entenderá lo que quiero
trasmitir?
Lo cierto es, que este miedo que está en
mí y que suele surgir cuando estoy escribiendo, debo verlo como un maestro y
como un objetivo para desafiarme y darme la oportunidad de crecer y sobre todo
de aprender y salir de mi zona de confort. Pues, como dijo William Shakespeare:
“No existe nada bueno ni malo, es el pensamiento humano el que lo hace
parecer”. Con esta frase no sostengo que no hay que meditar o pensar antes de
escribir, sino dar rienda suelta a las palabras y transcribirlas al papel y
dejar que estas fluyan y se transformen en textos perfectos.
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